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Abejas

Nombre científico: Apis melífica o Apis melífera

La abeja pertenece a la familia de los himenópteros, (del griego himen = membrana), insectos de alas translúcidas y membranosas, como la avispa y la hormiga. Vive en todas partes del mundo, salvo en las regiones donde el invierno es demasiado frío.
La abeja es un insecto que vive formando colonias o colmenas, su cuerpo está dividido en tres partes, que son: cabeza, tórax y abdomen, libres las tres y con movimiento. La primera y la tercera se unen al tórax, por un delgado punto de articulación.
La forma de la cabeza es diferente según se trate, por ejemplo: La de la reina en forma de óvalo, la de la obrera, es triangular y la del zángano redonda.

En la cabeza se encuentran los siguientes órganos:
Antenas. Son dos, colocadas en la frente, le sirven para orientarse y comunicarse entre sí. Una abeja sin antenas pierde toda su capacidad de trabajo y muere lentamente.
Ojos: Tienen tres ojos sencillos en la parte superior y dos más compuestos, llamados así por que están formados por muchos ojos sencillos.
Boca: Está formada por dos mandíbulas y un labio superior que sirve a la abeja para realizar los siguientes trabajos: sacar basura de la cámara de las crías, elaborar la cera y como armas defensivas contra sus adversarios. Dentro de la boca se encuentra la lengua que está cubierta de pelos, la que sirve al animal para substraer substancias azucaradas.
Tórax: está formado por tres anillos o segmentos, los que a su vez están divididos en dos partes, la superior y la inferior.
De la parte inferior de cada una de los anillos, sale un par de patas. De la parte superior, en el segundo anillo, sale un par de alas y, en el tercer anillo, otro par de alas más chicas.
Patas: Las patas delanteras son las más cortas; en la parte media, presentan una cavidad que forma un peine. El segundo par de patas es un poco más largo y llevan una cerda donde las delanteras llevan el peine, con lo cual, desprenden el polen de los cestillos de las patas traseras. En el tercer par de patas hay una cavidad llamada cestillo y una línea de pelillos que forman la espátula. Con la espátula, la abeja se limpia el cuerpo lleno de polen y luego cruzando las patas lo deposita en los cestillos. Las patas de la reina y de los zánganos no tienen cestillos y espátulas.
Alas: La abeja tiene dos pares de alas, son del mismo tamaño en la reina y las obreras, en los zánganos más anchas.
Abdomen: La tercera parte del cuerpo de la abeja se llama abdomen o vientre, en él se encuentran las glándulas que producen cera.
La reina y el zángano no tienen glándulas cereras.
Las glándulas son órganos que producen ciertas substancias para el funcionamiento del cuerpo, en este caso producen cera. En la puerta del abdomen de la reina y de las obreras, hay un aguijón que le sirve como arma de ataque y defensa.

Biología:

LA REINA
En una colmena bien organizada y en correcto funcionamiento, debe existir una sola reina. Es una hembra sexualmente funcional, la que será fecundada por los zánganos, en vuelos de fecundación.; posteriormente pondrá huevos y así asegurará el desarrollo de la familia y la perpetuación de la especie.
Aproximadamente a la semana de nacida, la reina realiza un vuelo de fecundación, pudiendo ser fecundada por varios zánganos. Después de este vuelo no necesita ser fecundada nuevamente, porque conserva el fluido espermático por el resto de su vida en la espermatoteca o depósito de espermios. Suele comenzar a poner huevos en primavera. Esta actividad está condicionada por la información que recibe desde el exterior (ej. flujo de néctar, recolección de polen, duración del día, temperatura, etc.).
Desde el punto de vista anatómico, la reina es muy distinta de los zánganos y las obreras. Su cuerpo es largo, con un abdomen mayor que el de una abeja obrera. Sus mandíbulas están armadas con afilados dientes cortantes, mientras que sus descendientes tienen mandíbulas sin dientes. La reina tiene un aguijón curvado y liso que puede usar una y otra vez sin poner en peligro su vida.

Libera una ferohormona que es trasmitida por las antenas, y de esta comunicación química, dependerá el orden social de la colmena.
La reina carece de las herramientas de trabajo que poseen las obreras, como cestas para el polen, glándulas que segregan cera y vejiga desarrollada para la miel. La vida de una reina es de uno a tres años.

Dos o tres días anteriores a la fecundación, la reina inicia el aove (ovoposición), el que realiza primero revisando las celdillas, introduciendo la cabeza para asegurarse que está limpia, y posteriormente introduce el abdomen, depositando en el fondo de la celdilla un huevo. Una vez completado el panal, pasa al otro y así sucesivamente.
Una reina en plena época de recolección de néctar puede llegar a poner hasta 3.000 huevos diarios.  Estos huevos pueden ser fecundados, dando origen a hembras o sin fecundar, originando machos o zánganos.
La reina, embriológicamente, tiene el mismo origen que una obrera, un huevo fecundado. El hecho que desde el mismo origen pueda surgir dos seres diferentes está dado exclusivamente por la alimentación recibida durante la etapa de larva. Para las demás abejas, el huevo después del tercer día se transforma en una pequeña larva que es alimentada por las abejas nodrizas. Luego de aproximadamente una semana, la larva es sellada en su celda, produciéndose el estadío de ninfa. En aproximadamente otra semana, la ninfa emerge como una abeja adulta. El huevo es de forma alargada, ligeramente curvo, de 15 mm. De longitud y se fija a la celdilla.
Ciclos de desarrollo: abeja reina es de 16 días, las obreras 21 días y zánganos 23 días.

LA ABEJA OBRERA
Las abejas obreras superan en número, a los zánganos. Aunque carecen de la capacidad de aparearse y reproducirse realizan la mayor cantidad de acciones dentro y fuera de la colmena; recolectan el polen y néctar de las flores, construyen los panales, ventilan y asean la colmena, atienden y alimentan a la reina y las larvas, recolectan agua y propóleo (sustancia resinosa q las abejas obtienen de las yemas de los árboles), defienden la colmena, etc.


ZÁNGANO
Son los machos, poseen el cuerpo más grande y ancho que las obreras. Antes de nacer se conoce que una celda dará origen a un zángano, ya que el opérculo que lo cubre es convexo y sobresale notoriamente sobre el nivel del panal.
Su única función es aparearse con las nuevas reinas. Una vez consumado el apareamiento, que siempre tiene lugar durante el vuelo a cielo abierto, el zángano muere de forma inmediata.
Los zánganos colaboran indirectamente en calentar la cría y la colmena, ya que con los movimientos al interior de la colmena generan calor y de esta manera contribuyen a mantener la temperatura que necesita la cría. Una vez que el sol calienta el exterior los zánganos abandonan la colmena.

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